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Conozca porqué renunció Mulino

 

 

 

 

 




Mulino estaba furioso porque lo habían vuelto a dejar en ridículo.

Por considerarlo de sumo interés reproducimos las siguientes líneas llegadas a nuestro correo.

La renuncia de José Raúl Mulino responde a viejas rencillas con Gustavo Pérez.  La noche del martes 8 de febrero el Ministro de Seguridad sostuvo una agria y acalorada discusión con Martinelli en el Palacio de Las Garzas.  Ese día se firmó el llamado Pacto de San Lorenzo entre representantes del Gobierno e indígenas.  Para algunos miembros del Gabinete era un momento de celebración por haber apagado el fuego, aunque de forma momentánea, a pesar del alto costo político que significó para el Gobierno el manejo de la crisis con los indígenas. Pero esa noche casi se llevan a Martinelli al hospital.

Al día siguiente, 9 de febrero, un Twitter de @frenadeso informaba al respecto: “A Martinelli se le subió anoche la presión.  No sabemos que le increpaba a Mulino.  Quizás que por su culpa se perdió el Superbowl.”

Los compañeros de FRENADESO tenían razón sobre el hecho, pero las razones de la discusión eran otras.  Cierto es que a Martinelli se le subió la presión arterial por lo cual tuvo que recibir asistencia médica.  Mulino parecía el perro de presa que le ladraba a su amo.  Se quejaba que Gustavo Pérez, Director de la Policía, actuaba por la libre.  Lo metía en cada lío y luego tenía que exponerse él ante los medios y pagar los platos rotos.  Ya lo había hecho en el caso de la Masacre de Bocas del Toro, en el caso de los jóvenes asesinados en el Centro de Cumplimiento de Menores de Tocumen, en el caso del secuestro y asesinato de los jóvenes de origen asiático en La Chorrera, en la operación que se montó para el retorno de Noriega y ahora, otra vez, en la represión de San Félix.  La acusación formulada ante los medios de que el dirigente del SUNTRACS y FRENADESO, Jaime Caballero, se iba a tomar el cuartel de David, sí era de su autoría.  Se trataba de un asunto personal desde que el dirigente sindical le dijera algunas verdades durante los desfiles patrios de 2010 en Boquete.  Estaba dispuesto a correr con sus “metidas de pata”, pero no con las de Pérez

Mulino estaba furioso porque lo habían vuelto a dejar en ridículo.  Recordó que a pesar de que Gustavo Pérez le había dicho que las unidades antimotines no llevaban armas letales en los sitios de conflictos, La Estrella de Panamá mostraba las fotos de un oficial (ex compañero de Pérez en las Fuerzas de Defensa de Noriega) cuando disparaba una nueve milímetros.  Que un disparo de escopeta le había volado el rostro al menor Mauricio Méndez en Las Lomas de Chiriquí.  Que Jerónimo Rodríguez Tugrí, primer mártir, fue muerto de un disparo.  Que una menor y varias mujeres indígenas fueron violadas.  Que los párrocos del lugar lo desmintieron públicamente acerca de los abusos de la Policía y de la incursión militar en áreas residenciales con todos los pertrechos de SENAFRONT.  Todo esto responsabilidad directa de Gustavo Pérez que, a pesar de ello, celebró a través del twitter el retorno de sus tropas de esta manera: “Recibimos con aplausos a los compañeros que regresan del teatro de operaciones”.

Mulino le reclamaba a Martinelli que Gustavo Pérez actuaba así porque sentía que tenía el apoyo incondicional del Presidente.  Que de eso se ufanaba cada vez que él (Mulino), como jefe inmediato, le llamaba la atención.

No era que Mulino estaba en contra de la represión.  El mismo bloqueó en su momento una iniciativa de diálogo prohijada por varios ministros y la jerarquía católica antes que se desatara la salvaje represión.  De hecho él fue el responsable del corte de la comunicaciones y de la energía eléctrica en el Oriente chiricano para facilitar la Masacre.  Pero juzgaba que las cosas debían hacerse con más “profesionalismo”.

También apoyó hasta el último momento las políticas del Gobierno y los actos de corrupción convertidos en escándalos.  Recordemos el caso de los radares y helicópteros adquiridos a Finmeccanica.

Sin embargo, también le increpaba a Martinelli la ligereza con que manejaba las crisis.  Recordemos que, a propósito de la Masacre de Bocas del Toro en julio de 2010, públicamente dijo no estar acuerdo con que Martinelli viajara a la final del mundial de fútbol en medio de una situación de esta naturaleza.  Ahora, a duras penas, había logrado que no partiera rumbo al Superbowl en Indianapolis ese fatídico 5 de febrero.

Mulino se había mantenido en el cargo pues confiaba ciegamente en contar con el apoyo de los norteamericanos.  A ellos les venía sirviendo en su política en la región, en la creación de las bases aeronavales, en su coordinación con el ejército colombiano, en los ejercicios Panamax que, a propósito, tuvieron como escenario imaginario una insurrección indígena y campesina.  Estas maniobras le proporcionaron a la Policía algunas tácticas de guerra empleadas en San Félix y otras áreas del conflicto.

Por otra parte, Mulino creyó que Martinelli jamás lo abandonaría siendo él, como Presidente de Unión Patriótica (y hoy uno de los vicepresidentes de Cambio Democrático), una de las piezas claves de la alianza que llevó a Martinelli al poder.  Lo que no sabía es que Gustavo Pérez fue quien gestionó una “donación” de 5 millones de dólares de Panamá Ports para Martinelli en la pasada campaña electoral y que eso pesaba más.

También se mostraba seguro que con el apoyo norteamericano (así se lo hizo saber al Consejo de Gabinete) había encontrado la fórmula para meter en cintura al alocado Gustavo Pérez, el mismo que lo sorprendió por televisión con la maniobra circense del retorno de Noriega, una toma de pelo a los medios de comunicación nacionales e internacionales y otro ridículo para Panamá.

La fórmula en mención era la creación de un Sistema de Administración de Justicia Disciplinaria para la Policía, es decir la creación de un Tribunal independiente de los estamentos de seguridad que atendería las denuncias contra los policías acusados de abusos y actos delictivos.

La aprobación de este Tribunal por el pleno del Consejo de Gabinete, enfureció a Gustavo Pérez quien no dudó en ir a los medios de comunicación y declarar lo siguiente (así lo recogió La Estrella de Panamá):

—Le informo que ese proyecto fue derogado y le doy la primicia—, respondió riendo el director, —nosotros actuamos con nuestra DRP, como debe ser. Policía juzga policía—, concluyó antes de que el mismo ministro, o alguien del Gabinete, diera declaraciones al respecto.  “—Ya hablamos con el ministro y él está claro, sabe que ese proyecto no va”

Las declaraciones insolentes de Pérez sorprendieron a Mulino.  Pero lo que más le sorprendió fue el twitter de Martinelli publicado horas después, señalando que el proyecto se retiraba.

Esto ya no lo podía soportar.  Con que cara se presentaría ante sus amigos del Club Unión al que llegó luego de servir como peón de la clase dominante.   Muchos de ellos son compañeros ex civilistas que tanto le habían cuestionado su apoyo a la instauración de una Dictadura civil en Panamá.  Horas después, Mulino presentaba su renuncia irrevocable al cargo a partir del próximo jueves 15 de marzo.

Escribió en su carta de renuncia: "La actuación pública ayer del Director General de la Policía Nacional, Sr. Gustavo Pérez, es para mí sencillamente inaceptable. En mi carta ayer, dirigida al señor Ministro de la Presidencia planteo lo falaz de su argumento y hoy, por la presente, lo ilegal e inconstitucional de su actuación. A pesar del afecto al amigo y Presidente, aceptarlo no solo avalaría lo antes dicho, si no que permitiría con este acto, dejar pasar un abierto acto de desconocimiento e irrespeto de parte del señor Pérez a la inconstitucionalidad democrática que, por lo menos para mí, me resulta muy cara...".

Martinelli dio a conocer que, a diferencia de lo ocurrido con la renuncia de Alberto Vallarino, ex Ministro de Economía, este lunes anunciará inmediatamente el reemplazo de Mulino y otros cambios en los estamentos de seguridad bajo control de norieguistas.

Martinelli tiene muy claro hacia que lado debe inclinarse.  Pese a que el proyecto de un “Sistema de Administración de Justicia Disciplinaria para la Policía”, tenía el respaldo de los gringos, él no puede dejar de apoyar al hombre que hasta el presente le ha sido leal, pero que además comanda la institución armada que le es vital para proseguir adelante con sus planes autoritarios.

Para Martinelli no importa que con su actuación Pérez haya transgredido claros preceptos legales y normas constitucionales. Según el artículo 110 de la Ley 18 que reglamenta la institución, los miembros de la Policía Nacional no pueden conceder declaraciones sobre asuntos de la institución que afecten la disciplina o la moral, sin autorización de sus superiores.

Pero, cómo Martinelli va a decirle ¡no! al hombre que cada vez que lo ve se le cuadra militarmente y le dice: “Ordéneme mi Comandante”, tal como también lo hacía con el General Noriega, su inquilino en El Renacer, cuando le correspondió ocupar el cargo de Sub Jefe de la tenebrosa Unidad Especial Antiterror (UESAT) en los últimos días de la dictadura militar.

Concuerdo con FRENADESO al señalar: “Los tres, Mulino, Pérez y Martinelli, bajo un Gobierno decente y realmente democrático que sólo puede ofrecer el FAD, deberán ser juzgados por crímenes de lesa humanidad.

Yo, hoy domingo, acudo con mi familia a inscribirme en el FAD en La Feria de Colón.  Los panameños tenemos que decidir si aceptaremos que se retrotraiga uno de los episodios más abominables de nuestra historia.

Creo que con el FAD ayudaremos a crear las condiciones para una Asamblea Constituyente Originaria como salida real a la crisis y no la mal llamada constituyente paralela cuya fórmula dejaría en manos de los políticos corruptos tradicionales, dispuestos a seguir vendiéndose a Martinelli, la elaboración de una nueva Constitución.

El K’briao

Policíajuzga policía

 

 

 

 

 

 


Enviado el Domingo, 11 marzo a las 08:14:52 por franckoi
 
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