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[Video] Panamá: CHON

Héroe de la lucha revolucionaria panameña










CHON

Almesías González Santizo es un hombre de 75 años. Es hijo del líder campesino y comunal Encarnación González y hermano de Félix  y Elías González Santizo, mártires de la resistencia armada contra la dictadura. Es parte de esa generación de oro, de una juventud que dio tanto y en muchos aspectos, al movimiento patriótico y revolucionario panameño.

Una persona jovial que, pese a tantos sufrimientos, le sonríe a la vida. Pero, cuando habla de lo ocurrido, su rostro no solo se torna serio, sino también triste.

Almesías es parte de una familia de revolucionarios. Su vida fue lucha. Nos lo podemos imaginar, junto a sus hermanos, cerca de su padre, Encarnación González, el líder campesino y comunitario, en las peores circunstancias, en quizás una choza a la luz de una lámpara, instruyéndolos sobre el marxismo, hablándoles de la lucha, de dignidad, de los revolucionarios cubanos, de Fidel, del Che, de Victoriano. Inculcándole ideas revolucionarias de las que se convencieron, que nunca traicionaron, y que por ello fueron capaces de asumir el sacrificio máximo.

La historia de esta familia está escrita con sangre, persecuciones, arrestos, torturas, asesinatos y exilio. Verdadero compromiso con su clase. El nunca claudicar. Es un capítulo de la historia de la lucha de clases en Panamá.

¿Cómo se definen a los prohombres? ¿Quiénes son los próceres?

Aquí está esta familia y le presentamos el testimonio de uno ellos. Esto no aparece en los textos de la historia oficial. La historia que la clase dominante no quiere que conozca nuestra juventud.

Encarnación González, Chon, nació a principio de siglos. De familia campesina pobre. Llegó hasta segundo grado. Comenzó a trabajar de niño a los 8 años de edad con unos tíos que son prácticamente los que lo crían.

Cuando tuvo más edad y dado que los campesinos pobres no tenían mayor oportunidad, comienza a trabajar en las bananeras en Puerto Armüelles y Bocas del Toro. De allí se traslada a Colón y trabaja en Portobelo y con Tagaropulos.

Cuando llega la Segunda Guerra Mundial, Encarnación González ya estaba establecido como campesino productor de banano, pero los gringos se llevan todos los barcos por el conflicto bélico para surtirlos de mercancía, equipos y armas y la plantación se viene al suelo.

Así que viaja a Panamá, aproximadamente en 1942, consigue trabajo en el Canal y comienza a vivir en El Chorrillo. Allí, como gente pobre que busca surgir, trabaja como albañil, cocinero y aprende diversos oficios. Pero su espíritu campesino lo lleva a trasladarse a Pedregal cuando nace su tercer hijo, Elías, y comienza a trabajar en unos terrenos muy adentro por el río Villalobos.  Y allí comienzan las primeras confrontaciones con familias oligarcas por esas tierras.  Al final son desalojados y se van a las tierras de Tapia y Tocumen. Entre la carretera Panamericana hacia el aeropuerto y hacia Mañanitas logra entrar con varios campesinos.  Comienzan a organizarse porque comprenden que si no se unen es peor para ellos. Los desalojan, pero se trasladan para los lados de lo que hoy se conoce como Las Acacias y otras barriadas. Allí comienzan a trabajar y los desalojan y arrestan, El logra escapar lanzándose al río Tapia.  De esa manera, en la década del 50 comienza una lucha muy grande por la tierra. A comienzo de los 60, la lucha se recrudece. No solo  era la Asociación de Campesinos de Tocumen sino también “nos unimos a La Mitra y a los pobladores de San Miguelito, Panamá Viejo, La Pulida y Loma La Pava”. Se produce en esos tiempos la más grande manifestación de pobladores y campesinos en la capital.

Se trataban demás de 500 hectáreas en disputa con 900 familias de pobladores y campesinos.  Encarnación González es arrestado junto a Almesías y llevado al cuartel de Tocumen, que estaba a cargo del capitán Omar Torrijos. Este le pregunta, “¿y usted por qué lleva un machete?”, y Encarnación le contesta “el alacrán siempre lleva su ponzoña y usted, ¿por qué carga pistola?”

Luego de ser nuevamente desalojados, los pobladores y campesinos se trasladan hacia Mañanitas, hacia la cordillera, para seguir trabajando la tierra. Ya la lucha se ha radicalizado y Félix toma contacto con organizaciones de izquierda y comienza la organización política. Para ese entonces había un avance del movimiento popular en todos los sectores, estudiantes, obreros, campesinos y pobladores, indudablemente “a la clase de arriba no le gustaba eso”. Es así que se produce el golpe de Estado del 11 de octubre de 1968, comienza la represión y la lucha contra la dictadura.

Torrijos decía que había dos tipos de izquierda. La que está con nosotros y la que no está, esta última hay que eliminarla, nos dice Almesías.

Cuando se da el golpe, los militares comienzan a perseguir a los luchadores sociales que ellos sabían que se les opondrían. La familia González Santizo fue perseguida. Entonces se comenzó a identificar lugares donde se podría gestar un frente de resistencia, en caso de ser necesario.  “Sabíamos que los militares eran fuertes y tenían el apoyo de Estados Unidos”.

Así comienza la lucha en Cerro Azul.  Los combates inician el 6 de agosto. Encarnación González (Chon) por su edad, arriba de los 60, le es difícil andar por la montaña. Es arrestado. Sus hijos, Encarnación y Antonio, el más grande y el menor, también son privados de libertad y son llevados al cuartel de Tocumen. Otros campesinos arrestados corroboran la información que vieron vivo a Chon en manos de los policías. Almesías también es detenido. Algunos militares heridos en los combates, le dicen enojados que su padre fue arrestado y lanzado de un avión.

Los tres hermanos son torturados en Tocumen y luego enviados a la cárcel Modelo y de allí a la isla penal de Coiba. Otros compañeros en la cárcel les dijeron que vieron a su padre vivo y amarrado, pero luego no supieron que había pasado.

Cuando llegaron los tres hermanos a Coiba allí estaban Floyd Britton, Narciso Chicho Cubas y otros compañeros. Esa misma noche se enteran, por información de presos comunes, de la muerte de Floyd, producto de múltiples torturas. Con él se ensañaron porque era uno de los principales dirigentes revolucionarios.
 
Un conocido a cargo de la prisión, les informó que ellos seguirían, pero al regarse la noticia de la muerte de Floyd, organismos de derechos humanos mostraron preocupación. Es así que los militares comienzan a levantar una patraña para ocultar el asesinato de Floyd y presentarlo como resultado de una muerte natural. Incluso se celebra una misa en la isla por la memoria de Floyd, donde están presente solo los presos políticos.

Algunos presos comunes le informaron que Floyd fue asesinado y enterrado en Coiba, cerca de la pista de aterrizaje. Eso lo informaron, porque ellos tuvieron que ver con esa fosa.

“Nos tenían presos en celdas especiales y aislados”. Pero a través de los presos comunes se enteraban de la lucha de sus compañeros y hermanos. En la comida le hicieron llegar un periódico acerca de la muerte de Elías y después de Félix, ocurridas en fechas cercanas del mes de octubre de 1970, el primero en Bella Vista y el segundo en Quebrada Bonita, La Chorrera.

“No teníamos contacto con los compañeros afuera. La vigilancia era enorme. No sabíamos lo que estaba pasando”. Los tres hermanos estuvieron juntos presos. Entraron en 1969 y salieron en 1971. Los detuvieron en su casa donde tenían un taller de mecánica en el quetrabajaban.

Almesías cuenta que conversaron con Torrijos en Coiba, ya él había logrado acuerdos con otros sectores de izquierda. Torrijos les ofreció darles un cargo de sargentos y quedarse en la isla. Ellos lo rechazaron y siguieron presos. Luego, al año, fueron trasladados otra vez a la Modelo. Le ofrecen sacarlos del país, lo cual rechazaron. Pero los militares fueron a hablar con su madre y finalmente cedieron por la vieja. Les dijeron que los iban a llevar a México donde estaban otros compañeros de lucha y que les comprarían sacos de vestir. Pusieron como condición llevarse a su madre para no dejarla en Panamá. Ya ella había perdido a su esposo y dos de sus hijos y no la iban a dejar sola. Lo militares aceptan, porque querían que salieran.

Viajan supuestamente a México el 19 de marzo de 1971, como reportaron algunos medios, pero en verdad arriban a Chile. Allí contactan a compañeros y logran llamar a familiares para indicarles dónde estaban.

Ese año está Salvador Allende como Presidente de Chile. Allí estaban los compañeros Velásquez, Manduca y otros. Ellos ya habían hecho contacto con organizaciones de izquierda, tenían residencia, y nos recibieron. Allí estuvieron hasta que llegó el golpe de Estado.

En Chile participaron del movimiento obrero. Intercambiaron experiencia. Almesías nos dice que el pueblo chileno es muy generoso. Recibieron apoyo del Partido Socialista, del MIR y de otras organizaciones. Consiguieron trabajo y se metieron de lleno en el trabajo político en Chile.

El pueblo chileno confiaba en los militares y lo consideraban respetuosos de la Constitución. Muchos no esperaban un golpe de Estado. “Nos agarraron con los pantalones abajo”. El golpe fue cruento. Pinochet y otros se habían formado en la Escuela de Las Américas en Panamá.

Tomaron preso a la gente de izquierda, progresistas y muchos extranjeros. Almesías nos narra que su madre y sus dos hermanos estaban en Santiago y él en Concepción donde trabajaba como mecánico. Allí lo arrestan. Lo llevan a la base naval de Talcahuano con otros extranjeros. Allí es torturado. Luego de dos semanas lo trasladan para  ser interrogado. No sabe si fue por su experiencia con el golpe militar de Panamá y por el conocimiento adquirido acerca del comportamiento de los militares, pero es liberado. Logra que le firmen un salvoconducto. Por su color de piel era obvio que iba a ser detenido. Pero el documento lo ayuda a llegar a Santiago donde estaban presos sus hermanos que después también son liberados.

Había toque de queda. Almesías llega a la Embajada donde estaban otros panameños. Pide retornar a Panamá. Le dicen que sí. Llega un avión con dos agentes del G-2 que le señalan que por órdenes de Torrijos ellos no podían retornar a Panamá

Entonces comienzan a explorar otras posibilidades y tienen contacto con las compañeras Ligia Herrera y Carmen Miró, quienes trabajaban en las Naciones Unidas, y logran, gracias a ellas, llegar a un refugio de ese organismo internacional. Estuvieron allí 5 ó 6 meses.  Ya no había país latinoamericano que les diera refugio a los cientos y cientos de latinos y chilenos que tenían que salir. Queríamos un país latinoamericano, pero no se logró. “Nos ofrecieron Holanda, Suecia, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, pero por compañeros uruguayos que conocíamos y tenían contactos en Suecia, nos decidimos por ese país”.

“La diferencia entre Europa y Latinoamérica son grandes. La comida, el idioma, el clima. Queríamos conseguir trabajo para ayudar a la esposa y los hijos de Félix que estaban muy pequeños y a otras familias que debíamos apoyar. Conseguimos trabajo. Aprendimos el idioma. Al año Antonio y yo ya estábamos en el sindicato. Hasta que salimos jubilados”.

“Ya estábamos allí. Teníamos que adaptarnos. Hay cosas que no se abandonan en algunas personas y es la ideología. Y podíamos aportar allá. Nos involucramos en clubes culturales y deportivos. Hicimos una vida allá. Cultivamos muchas amistades.  Nos casamos e hicimos una familia. Pero una cosa importante, es que no hemos olvidado Panamá ni a los compañeros que están acá. Y seguir la lucha que se hace, de FRENADESO, SUNTRACS que han hecho un trabajo grande. Gracias al internet podemos ver las noticias en directo de la televisión panameña y lo que ustedes publican a través de Kaos en la Red”.

“Nosotros sabemos que los policías que estaban en Coiba se echaron la culpa entre ellos de lo que sucedió con nosotros y salieron libres. Sabemos que Fisher (ex mayor Cecilio Fisher acusado del asesinato de Encarnación González) era un sanguinario y esperamos se le haga justicia a todos los compañeros y no compañeros víctimas de la dictadura. Sabemos de la ley que hizo el PRD para darle casa por cárcel a algunos. Ahora que viene Noriega, puede tener cien años, pero debe pagar por los crímenes cometidos”.

“He oído decir a algunos políticos que hay que pasar esto al olvido y voltear la página. Pero cómo decirle esto a los hijos y nietos del asesinato y desaparición de sus seres queridos. Estamos totalmente en contra”.

“Conversamos con los amigos de Pedregal que este país requiere mucha educación. Que se le enseñe no solo la historia de los vencidos y sino de los caídos. Todavía se usan textos escolares donde se ponen a los españoles como los buenos cuando vinieron acá. Por eso estamos de acuerdo con Evo Morales que los pueblos autóctonos tienen derecho a la riqueza. Igual que están haciendo ustedes acá con los pueblos Ngäbe Buglé y otros”.

“Hay que darle educación al pueblo. Y que la juventud se dé cuenta de los que ha pasado. A través de la historia es que podemos comprender qué podemos hacer en el futuro. Inclusive nosotros mismos creo que hemos fallado, porque no hemos escrito nada”.

“Cuidarse de que no venga otro gobierno dictatorial, aunque vemos que el actual (Martinelli), en nombre de la democracia, hace cosas dictatoriales”.

“La juventud debe estar alerta y educarse”.


Entrevista de Almesías González Santizo, concedida a Frenadeso Noticias, en octubre de 2011.





Enviado el Jueves, 08 agosto a las 14:45:13 por franckoi
 
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