Panamá: Breve comentario sobre “La Lavandería”

(“The Laundromat” de Netflix)

Viviendo es Panamá y estando tan cerca de los hechos es comprensible que consideremos que la película se quedó corta, que no se presentaron otros aspectos, que el tema debió abordarse de forma más seria, que tiene determinadas intenciones. Pero total, es una película de entretenimiento (aunque con sus intereses obvio), que verán millones de personas en el mundo.

Es una película sobre la Mafiocracia panameña e internacional, el sucio actuar de bancos, bufetes de abogados, aseguradoras, grandes firmas de contadores y EE.UU. como principal paraíso fiscal. Recordemos que la ley de sociedades anónimas de Panamá data de 1927, como parte del rol asignado a Panamá dentro de ese esquema de dominación mundial.

Es posible que detrás del film (y del propio Netflix como proyecto) esté gente como George Soros que aquí apoya a una fracción de esa clase dominante panameña (Eisenmman, Motta, González Revilla, Arias, Humbert, Galindo, Movin, Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana, y su figura presidencial, Ricardo Lombana). El productor y guionista es, Jack Bernstein, de la International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ) de la que hace parte “La Prensa”. Ya Wikeleaks en su momento denunció que detrás de los “Panama Papers” estaba George Soros, la Fundación Ford, USAID y la CIA.

Soros y su Fundación, “Open Society Foundations, antes conocida como la Open Society Institute”, posee según ellos mismos un capital de USD 32.000 millones “donados” de su fortuna personal forjada en los mercados financieros. Hablamos de un reconocido especulador a nivel mundial que se le atribuye varias crisis económica como la del Banco de Inglaterra en 1992, la crisis de 2008 y otras.

George Soros, judío de origen húngaro, inspirado en el filósofo austriaco Karl Popper, plantea como “alternativa” al capitalismo una “sociedad abierta” (reingeniería del neoliberalismo).

Las fundaciones mencionadas (Soros, Ford, USAID), junto a la Rockefeller y otros organismos de universidades gringas, vienen patrocinando en Panamá a grupos de la denominada sociedad civil, ONG’s, centros de estudios, grupos universitarios, programas de radio y televisión, diputados seudoindependientes, cuyos representantes son asiduos invitados a programas de opinión.

Esta fracción del gran capital no solo busca diseñar lo que para ellos es una nueva derecha, sino también lo que vendría a ser la “pata de la izquierda” de su proyecto de control y dominación global (algunos representados en el Partido Demócrata). Así financian en distintos países a figuras de izquierda disfrazadas de “progresismo”.

Al margen de lo que digan los patrioteros, la película hay que verla. Ella expresa, a manera de tragicomedia, las contradicciones dentro del poder hegemónico mundial (que los revolucionarios debemos discernir) donde la firma panameña, Mossack y Fonseca, es solo un instrumento para develar como actúan estas mafias. Esa firma no es la única ni la más grande a nivel nacional ni internacional. Así como no es Panamá, el paraíso fiscal consolidado con el golpe militar de 1968 a través de la plataforma transnacional de servicios (centro financiero, empresas de papel, canal, Zona Libre, etc.), el único ni el más grande paraíso fiscal del mundo. Este último, como se señala en el film, a modo de conclusión, es Estados Unidos, y allí no aplican las medidas que organismos internacionales le imponen a nuestro país.

La película sí nos provoca vergüenza de cómo esta mafiocracia que ha gobernado aquí desde 1903 hasta nuestros días ha dañado esa imagen de Panamá, lejos, muy lejos, de lo que diariamente hace nuestro pueblo humilde, honesto y trabajador. Nuestro Panamá profundo.

Este es un elemento más del porque este país hay que transformarlo de raíz, con una Asamblea Constituyente Originaria y no con los parches que pretende imponer ese circo legislativo, al servicio de esas mafias que denunciamos.

Panamá, 20 de octubre de 2019.