No importó que la tarde estuviera nublada, no hizo falta que medios de comunicación social azuzaran, no hubo pre-pago ni pos-pago, miles de panameños se manifestaron exigiendo que se atiendan las demandas sociales insatisfechas, contra la corrupción y la impunidad que carcome la esfera pública, contra la partidocracia y los falsos frentes que pretenden manipular los anhelos del pueblo por real democracia.

Se trató de una auténtica manifestación del pueblo en las calles. Hubo también marcha en David-Chiriquí y piqueteo en Changuinola.

Esta marcha concurrida de las fuerzas del pueblo volvió a marcar la diferencia y tomó clara distancia de los partidos de gobierno y de la mal llamada oposición; quienes no pudieron evitar la masiva movilización, algo muy distinto a los ridículos actos de los partidos de gobierno y de la falsa oposición (Frente Guacho).

La marcha convocada por FRENADESO y la Coordinadora de Lucha fue una expresión de diversos sectores de la población: trabajadores, pobladores de barrios, campesinos, indígenas, estudiantes, educadores y profesionales, así como de la representación del Frente Amplio por la Democracia (FAD). Fue una clara advertencia al gobierno de Martinelli para que se detengan las políticas antipopulares y se atiendan las demandas sociales del pueblo.

Se puso de manifiesto el claro rechazo al proceso de privatización del agua. Un cuestionamiento contundente a las pretensiones del gobierno de crear las condiciones para justificar el proceso privatizador a través de la prestación de un servicio ineficiente (falta del suministro de agua potable de manera cada vez más recurrente), el cual además, en el plazo inmediato, constituye todo un negociado de los supermercados, quienes inmediatamente corren a provocar falsos desabastecimientos de agua embotellada incrementando el precio hasta en un 100%.

Claras consignas contra la fusión del MINSA y CSS que dirigida a que sean los asegurados los que asuman la responsabilidad de financiar la salud del pueblo panameño; contra la venta de la patria (áreas revertidas, playas, islas, costas, acciones del Estado en Cable and Wireless y distribuidoras de energía eléctrica, terrenos de la ZLC), rechazo a los proyectos mineros e hidroeléctricos depredadores del ambiente; en rechazo al pésimo servicio del transporte público de la empresa Mi Bus en componenda con las autoridades. Con fuerza se exigió la reparación de los planteles educativos, el rechazo a la transformación curricular neoliberal y se condenó la eliminación de la asignatura de Relaciones de Panamá con los Estados Unidos que impone la Ministra de Educación.

Igualmente, para exigir el cese a la persecución contra los trabajadores y la dirigencia sindical y gremial. Justicia para los envenenados con dietilenglycol y los fallecidos producto de bacterias nosocomiales, contra la impunidad de los verdaderos responsables que se esconden en sus vestiduras de Ministros y Directores.

Sin duda, una de las mayores expresiones de los manifestantes fue la exigencia para que se disminuya el costo de la canasta básica familiar, en especial los precios de los alimentos. La necesidad de control de precios, el rechazo a los productos transgénicos, la seguridad y soberanía alimentaria estuvo presente en los planteamientos de la mayoría de los dirigentes que hicieron uso de la palabra.

Por la construcción de la real democracia, se rechazó los nefastos actos promocionados por la partidocracia en gobierno (CD y Molirena) y mal llamada oposición (PRD, Panameñistas, PP y el frente guacho), quienes se atrevieron a cuestionar al pueblo por no haber asistido a los deplorables shows que promovieron.

El pueblo en las calles planteó la necesidad de una Constituyente Originaria que refunde la república, que nos lleve por la senda de la equidad y justicia social. La tarea de seguir avanzando en la construcción de nuestra propia alternativa electoral, el Frente Amplio por la Democracia. Estas y otras exigencias se hicieron sentir. No cabe duda, el mar rojo del pueblo salió a las calles demostrando su dignidad.