Develando lo que ocultan los datos estadísticos de letalidad y contagios
El Covid-19 a nivel mundial y en especial en nuestro país, demuestra que las personas contagiadas y las muertes en términos numéricos son un hecho objetivo no sujeto a interpretación u opinión subjetiva .Pero la pregunta debe ser qué hay detrás de los números, cuáles son los hechos socioeconómicos es decir las causas, que expresan o traducen los números fríos.
Analizaremos en el escrito de forma sencilla y sucinta los datos de transmisión y su letalidad, producto de la relación porcentual entre el número de contagios con relación al número de muertes que se centra entre las personas mayores de 60 años para develar los efectos socioeconómicos de la Pandemia.
Para efectos de mejor comprensión, utilizaremos el ejemplo matemático del ingreso per cápita nominal de Panamá 2019, para aterrizar los reportes epidemiológicos, una serie de gráficas y datos que tratan superficialmente de informar sobre el estatus de la pandemia.
De acuerdo al ingreso per cápita, 2019 cada panameño es merecedor de 16.000,00 balboas, cifra fuera de la realidad en términos sociales y económicos; este ejemplo es válido para desnudar igualmente las cifras numéricas de las autoridades gubernamentales a los medios de comunicación. Ambas, el ingreso per cápita y las cifras gubernamentales de la pandemia, disfrazan la realidad socioeconómica. En resumen, la gran mayoría de la población del país es y será la afectado por la pandemia y el gobierno no demuestra voluntad política Y mucho menos interés por enfrentar a los sectores económicos dominantes para tomar las medidas económicas, sociales de salud que aseguren, no solo dar respuestas coyunturales, sino generar los cambios del modelo dominante que ya venía en profunda crisis.
La tragedia de los contagios en su mayoría se produce en sectores populares de precarios, escasos o nulos ingresos necesarios a satisfacer las mínimas exigencias que como seres humanos tenemos derecho, situación que fuerza a unos, a salir a “camaronear”, otros, encontrarse con sus contratos suspendidos, otros, trabajar con reducción de horas es decir reducción salario, situaciones vivenciales que generan incertidumbre, estado de ansiedad e inseguridad, frustración e ira retenida por el momento. Muchos viven en condiciones de hacinamiento, o de hogares sostenidos por la mujer, razón del entendible rechazo a dejar el hogar, para ir a hoteles u hospitales ya muy contaminados por el virus. Se mediatizan campañas de limpiezas de manos pero con áreas sin acceso al agua, uso de máscaras pero el continuo re-uso por falta de suficiente inventarios, factor adicional de trasmisión. Medios de transporte que generan aglomeración (igual a contagio).Falta de confianza en las autoridades por obvias razones, no trasparencia, corrupción, clientelismo es decir, los vicios que heredamos de una administración presidencial a otra.
La tendencia gubernamental es culpar a los ciudadanos por no seguir las medidas de seguridad y protección, la autocrítica no existe, mucho menos la rendición de cuentas, prevaleciendo la justificación de las fallidas y retardatarios medidas no tomadas al inicio de la pandemia. No hace falta ser experto en epidemiologia, trazabilidad, etc. La simple lógica conduce a establecer que el virus esta en las personas y son las personas quienes lo trasmiten hay que ir a buscar a los afectados, medidas efectivas de los procesos de trazabilidad de trazabilidad, adecuando espacios de albergue a positivos, los recursos financieros para cubrir al menos alimentación y medicinas, cuarentena sin hambre es la consigna popular, las pruebas de forma masiva en los barrios y corregimientos más proclives al contagio.
Entender que si bien la pandemia puede afectar a todos no es lo mismo pasarla en un trasatlántico que en un salvavidas de plástico. En vez de ello esperaron que los enfermos fueran a los hospitales, o confinarlos en sus casas o los llamados hotel hospital, no contrataron a tiempo personal de salud, insumos necesarios y se quedaron en calcular malamente los camas y equipos de respiración necesarios en base a proyecciones matemáticas que la realidad ha demostrado su equivoco. Pero si fueron en extremo favorecedoras de sectores como el financiero, sector empresarial de grandes empresas mediante medidas fiscales como la suspensión de impuestos, metiendo en el mismo saco a sectores de actividad económica que están operando con importante ventas , como los supermercados y farmacias, no así abarroterías de chinitos que podrían facilitar a pobladores barriales la obtención de alimentos, que sin embargo, están cerrados.
Hablemos de la contradicción entre los bonos solidarios que dicen haber entregado y los miles de quejas de parte de la población por no recibirlos. En fin, el rosario da para muchas cuartillas. No sin dejar de señalar la forma en que se impuso el sector económico dominante a través de sus organizaciones, Cámara de Comercio, APEDE, que lograron medidas que, con la excusa de temporales, logran aspiraciones conocidas en contra de los trabajadores. Las medidas para apoyar a la micro y pequeña empresa de acuerdo a las condiciones para acceder al financiamiento no son apropiadas al sector, y su posibilidad de subsistencia no está en la oferta sino en estimular la demanda es decir, dinero para comprar salarios, trabajo y subsidios, al menos como medidas keynesianas. Al momento lo dejamos hay.
Para finalizar. Opinamos que la engañosa la fórmula matemática para establecer la letalidad. (Contagiados y muertes resultantes) no refleja la realidad que oculta la cifra fría matemática, similar a la analogía del ingreso per cápita. La cuota de muertes de forma mayoritaria se produce en los mayores de 60 años. Nuestra propuesta es que la letalidad se mida en tal segmento de edad. De forma específica y la actual de forma general.
Si realmente interesa la vida de este segmento, lo correcto es relacionar los contagios de más de 60 años y las muertes producidas en tal segmento de edad. ¿Nos preguntamos: un modelo excluyente, que su interés está en maximizar ganancias no les sería conveniente despachar a un número importante de adultos mayores? Este sentir figuras relevantes del mundo financiero y político lo han señalado.
Su resultado nos hará visualizar en toda su magnitud la letalidad de las personas que aportaron al país con su trabajo, sus luchas históricas, la procreación de las actuales generaciones, sus virtudes y defectos. Y sería un importante factor para despertar la conciencia de jóvenes y adultos (de 20 a 59 años) afortunadamente, una dolorosa, pero pequeña proporción muere en tal segmento y la responsabilidad que tienen de cuidar y proteger a los mayores.
Solo un pueblo organizado, unido y consciente de ser los gestores de su destino, para trasformar el modelo neoliberal, no solo superará la Pandemias actual y las que vengan en el futuro.
Ignacio Iriberri
Miembro de la Dirección Ejecutiva Nacional del FAD